A LA SILLA DE GIBARA
Como un castillo amorfo se levanta
al franco sur del mar en un desierto,
su altivo continente esta cubierto
por una vegetación, como un amanta.
Indica al marinero la garganta
cual promoción feliz de nuestro puerto;
es una evocación, testigo cierto,
que habla de Colón y de su planta.
Pues ella vió la flota al acercarse
a nuestras bellas playas balanceandose
sobre el manto tranquilo de sus aguas
y vió al mismo italiano bendiciendo
nuestra tierra feliz, mientras que huyendo
iban los indios sobre sus piraguas.
Tomado del Libro Así es Gibara, de José García Castañeda.